lunes, 8 de agosto de 2011

día DIEZ

Hoy en Tanzania es festivo pero nosotras hemos tenido que bajar a la oficina a adelantar algo de trabajo.

Os voy a hablar de nuestro viaje de este fin de semana. Ha sido una experiencia increíble.
Nos fuimos el viernes a Arusha, en autobús después de trabajar, Arusha es la ciudad más grande de la región. Es bastante desordenada, un poco sucia. Desde que llegamos allí nos empezaron a tratar como muzungus, nos intentaron timar y tal, lo típico, pero lo bueno de llevar aquí ya una semana es que sabemos lo que valen las cosas y no nos dejamos.
El hotel estaba super bien, nos lo habían recomendado, el agua de la ducha estaba tibia y todo ;)

A la mañana siguiente nos venía a buscar el coche del safari, llegó con retraso africano, que es como el español al cuadrado. Nos llevaron a la oficina a pagar y allí cargaban los coches con todo lo que tenían que llevar (comida, tiendas de campaña, sacos, camping gas...). Para cuando prepararon los coches y echaron gasolina eran las 11 y media de la mañana y el parque estaba a 2 horas de Arusha, así que para cuando dejamos todo, comimos algo rápido y entramos al parque eran las 3 de la tarde :(   y el parque cierra a las 6 pero aunque fue poco tiempo lo aprovechamos bien. Vimos un montón de animales: Cebras y  ñus a millones, búfalos, elefantes, impalas, monos, buitres, águilas,jirafas...

Lo más impresionante para mí fue ver conviviendo a las distintas especies, y ver comer a un elefante a unos 20 centímetros de nuestro coche, del mismo arbusto en el que yo me apoyaba para hacerle una foto sin necesidad de zoom, o verles tropezar tan cerca, que te asustas un poco. Impresionante.
La noche del sábado la pasábamos allí acampados, al final resultó que el camping no estaba dentro del parque sino justo al lado (también se puede dormir dentro, un poco más caro pero igual merece la pena).
Lo único malo, es que no vimos ningún león (Simba en swahili), que se suponía que había bastantes.



La zona entre el parque y Arusha está llena de pueblos masáis, por lo que hemos visto con mucho ganado y visten unas telas de mayor colorido que los masáis de la región de Same (principalmente rojo y azul).


A la mañana siguiente tocó carrera para llegar a tiempo a coger el autobús ya que sólo salen por la mañana. Destacamos que se nos hizo más pesado que a la ida, y que en la parada en Moshi, una ciudad pequeña justo a medio camino se bajó mucha gente y estuvimos parados más de una hora hasta que se volvió a llenar el autobús y continuamos. Lo de llevar un solo sitio vacío aquí ni se lo plantean :S. Las estaciones son muy desordenadas, reina el caos y a veces eso es un poco agobiante, pues no estamos acostumbradas.


Según pisamos Same pensamos las dos a la vez " ¡Hogar, dulce hogar! " y es que hemos llegado a sentirnos muy cómodas en este pueblecito, intentando conocer un poco mejor a la gente y sus vidas, disfrutando de su tranquilidad, y trabajando con ellos...

Mala noticia al llegar, a pesar del racionamiento del agua el sábado han llenado todos los tanques de las casas de Same menos el nuestro :(. Creemos que hay una avería, pero mientras se descubre cuál es el problema, nosotras seguimos sin agua. Nos han prestado los vecinos un bidón para ir tirando, nos estamos haciendo unas expertas de la ducha con cubo y cazo.






Os dejo una frase que oímos este fin de semana y nos hizo pensar un poco sobre el ritmo de vida:
" Cuando Dios creó el mundo le dio el reloj a los europeos y el tiempo a África".

1 comentario:

  1. Estoy seguro de que Alba no tiene problema con el ritmo de vida de allí... sobre todo con lo de llegar tarde!!!! jaja

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