lunes, 15 de agosto de 2011

Día DIECISIETE

Hace varios días que no escribimos, pero no os preocupéis, es que hemos estado muy liadas.
El jueves por la tarde y el viernes entero tuvimos terreno (aún así no hemos terminado y tendremos que volver otro día más de esta semana a acabar en Bangalala y a visitar las bombas de agua manuales de Ruwu). La verdad es que terreno es un poco paliza porque entre lo que cansa el coche con los botecillos de la carretera (vease camino de tierra y rocas), que no da tiempo a parar a comer porque anochece pronto y los paseos que hay que darse hasta llegar a los puntos de agua, que alguno está en un sitio un poco rebuscado...  pues acabamos echas polvo pero contentas.
Aunque, todo sea dicho, estamos un poco enfadadas con los encargados del mantenimiento de los puntos de agua, decepciona un poco que la mayoría de los puntos tengan el grifo roto y o bien pierden agua a chorros, o necesitan poner una piedra encima para cerrarlo, o bien no gira y no se puede abrir, o bien esté cortado el agua en todo un pueblo por una avería en el tanque que han tardado ni se sabe cuánto en reparar.

Por otro lado, cosas más alegres:  El viernes conseguimos convencer a los de la oficina para salir a tomar algo  ... y a lo tonto nos juntamos unos 15. Muy divertido.
Este fin de semana nos hemos ido de excursión a un pueblo de las montañas pare, que está a sólo una hora en coche ¡¡menos mal que madrugó Laura para bajar al pueblo a contratar el coche!! Hicimos la excursión con otra voluntaria que ha llegado esta semana a ISF y unos amigos de los de médicos del mundo, en total éramos 7. Nada más llegar y dejar las cosas en el hotel empezamos un treking de cuatro horas y media por la montaña, un poco duro pero las vistas eran estupendas. Hay una caída de agua, como una pequeña cascada, y visitamos una roca gigantesca con una historia un poco espeluznante:
Hasta 1940 había una creencia peculiar, y era que si a los niños les crecían los dientes de arriba antes que los de abajo era considerado mal augurio y abandonaban a los niños en lo alto de esa roca gigantesca de donde se precipitarían al vacío los niños en cuanto se movieran un poco. El mismo destino seguían niños discapacitados físicos o psíquicos. Terrible.


El domingo por la mañana hicimos otra marcha, esta vez sólo de bajada, a Kisiwani, un pueblo a dos horas andando de Mbaga (en coche se tarda mucho también porque la carretera hace unas curvas horrorosas) y luego bajamos a tiempo para llegar al mercado del domingo, el kuaza-kuaza a comprar alguna tela y fruta y verdura para toda la semana.

Hoy, seguimos recuperándonos de la paliza del finde, trabajando con los datos de terreno, con el programa de los mapas y repasando la formación que tenemos que dar el jueves ( :S ).




2 comentarios:

  1. Hola!
    Soy vuestro vecino de ISF Mozambique. Qué pasada de excursiones y de fotos!!

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Tanto la subida a las cascadas como la bajada al día siguiente a Kisiwani fue algo durillo,pero valió la pena,eh?

    ResponderEliminar